Auschwitz
Introducción a los participantes de la JMJ 2016

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“Auschwitz” es el nombre alemán para el pueblo polaco de Oświecim. Cuando Polonia fue invadida y conquistada en 1939, fue incorporada al Reich alemán. A fin de eliminar a la élite polaca, que podía organizar un movimiento de resistencia, los nuevos gobernantes alemanes construyeron el campo de concentración de Auschwitz en junio de 1940. Creció rápidamente en los años siguientes, adquiriendo nuevas funciones, especialmente la tarea del exterminio en masa de judíos. La población polaca fue expulsada de ocho pueblos cercanos, y éstas áreas fueron añadida a “zona de intereses de Auschwitz” de 40 km cuadrados. La mayoría de las casas fueron demolidas para crear campos de agricultura y ganadería. Además, campos fueron establecidos como fábricas, minas y fundiciones, incluyendo así más de 40 sub-campos en Auschwitz. Los prisioneros no eran tratados como seres humanos, se les dio un número en lugar de sus nombres, para realizar labores de esclavo . La esperanza de vida en los campos era menos de un año. Los cuerpos no eran enterrados; las cenizas de los cuerpos quemados eran esparcidas por el campo.

Los siguientes grupos de personas fueron deportadas a Auschwitz: desde 1940 cerca de 140.000-150.000 polacos, de los cuales la mitad fueron asesinados; en 1941, luego de la invasión alemana a la Unión Soviética, al menos 15.000 prisioneros de guerra soviéticos, quienes fueron exterminados en su totalidad; desde 1942, bajo la llamada “Solución final a la cuestión judía” aproximadamente 1.100.000 judíos de toda Europa, de los cuáles 900.000 perecieron apenas llegados al campo, dentro de cámaras de gas y 100.000 en el campo, desde 1943 alrededor de 23,000 Sinti y Roma llegaron al campo, de los cuáles tan solo 2.000 sobrevivieron. También otros prisioneros, la mayoría enemigos políticos de los Nazis, gente de Checoslovaquia, la Unión Soviética (Rusia, Bielorrusia, Ucrania), Francia, Yugoslavia y otros países, incluidos Alemania y Austria. También  testigos de Jehová y los, homosexuales, llamados criminales, asociales y para la “reeducación/corrección” de los presos.

En el lugar conmemorativo nos reunimos el día de hoy, gente de todo el mundo, que tienen bien grabado en la memoria lo que ocurrió en Auschwitz. Los contextos son diferentes: Los judíos recuerdan el casi exitoso exterminio del mundo judío en una Europa predominantemente cristiana, el holocausto, la Shoah. Los polacos recuerdan la opresión y el terror de una Alemania neo-pagana nazi y la resistencia de una sociedad, con raíces en los valores cristianos. Ciudadanos de países que formaban parte de la unión soviética, recuerdan la liberación de Europa por parte del ejercito soviético en la “Gran Guerra Patriótica”(WWII). Para los alemanes, Auschwiz es un recordatorio de sus peores errores/fracasos de toda la historia. Y hay muchas otras perspectivas aquí. Hoy, Auschwiz es una advertencia a todo el mundo, y las personas piensan  de acuerdo a la situación de cada uno. La iglesia católica recuerda a mártires en la resistencia contra el Nazismo, pero también es culpable de una tradición de cristianismo antijudío.

En Auschwitz hoy tocamos una herida abierta que aún no ha sanado. Esta herida tiene que ver con nuestra propia identidad. Quién hubiera sido yo en esos días? Quien soy hoy con las responsabilidades ante la gente y ante Dios? Esta herida tiene incluso más que ver con nuestras relaciones. Auschwitz comenzó con la destrucción de la relación entre las personas; los “otros” ya no eran iguales a nosotros. Para los Nazis, los judíos eran gusanos, y los polacos eran esclavos que podían ser matados, manteniendo una conciencia limpia. Como puede retornar la confianza entre nosotros?. Sanar luego de Auschwitz es, por lo tanto, una historia de relación (?

Y Dios?.  Incluso el Papa Benedicto XVI dijo: “En un lugar como este, las palabras no alcanzan; finalmente, solo puede haber un silencio pavoroso(? Un silencio que es en sí, un llanto del corazón a Dios: ¿Por qué, Señor, te quedaste en silencio? ¿Cómo fuiste capaz de tolerar esto? En silencio, pues, nos inclinamos ante los muchos de aquellos que sufrieron, y fueron muertos aquí...” (28/05/2006)

Pero este lugar también tiene signos de humanidad y de la presencia de Dios. Fueron victorias de amor en este mundo de odio. En junio de 1979, El Papa Juan Pablo II dijo: “En este sitio de terrible matanza […] El Padre Maximiliano de manera voluntaria se ofreció a morir en el búnker de inanición por un hermano, y entonces ganó una batalla espiritual como la del mismísimo Cristo. […] ¿Cuántas victorias similares hubieron? Estas victorias fueron hechas por personas de diferentes religiones y credos, indudablemente no solo por creyentes. Queremos dedicar un profundo sentimiento de  reverencia a cada una de éstas victorias, a todas las manifestaciones de humanidad. En este lugar de terrible destrucción de humanidad y dignidad humana, ¡hay una victoria de la humanidad!”
Santa Edith Stein, la hermana carmelita Theresa Benedicta de la Cruz, co-patrona de Europa, fue asesinada en Auschwitz – Birkenau por su ascendencia judía. El Papa Juan Pablo II dijo: “Desde ahora en más, ahora que celebramos la memoria de esta nueva santa cada año, debemos también recordar la Shoah, ese cruel plan para exterminar personas- un plan del cual muchos de nuestros hermanos judíos fueron víctimas. Permita Dios brindarles el brillo de su rostro, y que encuentren la paz (cf. Nm 6:25f)” (11.10.1998). “Su voz se juntó con el llanto de todas las víctimas de esta espantosa tragedia, pero al mismo tiempo se unió al llanto de Cristo en la Cruz, lo que le da al sufrimiento humano una misteriosa y fortalecedora utilidad/fecundidad.

La Iglesia Católica y otros, desde el fin de la 2da Guerra Mundial, se han unido con el fin de sanar las relaciones entre judíos y cristianos, como también entre alemanes y polacos. Esto también se siente en Oświecim/Auschwitz. El Papa Benedicto XVI concluyó su visita a Auschwitz-Birkenau en 2006 con las siguientes palabras: “Por la gracia de Dios, juntos con la purificación de la memoria demandada por este lugar de horror, un numero de iniciativas han surgido con el objetivo de frenar al mal, y confirmar la bondad. Justo ahora fui capaz de bendecir el Centro para el Dialogo y la Paz. En la cercanía las hermanas Carmelitas llevan su vida de enclaustramiento, sabiendo que están unidas en una manera especial al misterio de La Cruz de Cristo, recordándonos la fe de los Cristianos, la cual declara que Dios mismo descendió al infierno del sufrimiento y sufrió junto nosotros. En Oświecim está el centro de San Maximiliano Kolbe, y el Centro Internacional para la Educación acerca de Auschwitz y el holocausto. También está la casa internacional de reuniones de gente joven. Cerca de una de las antiguas casas de oración se encuentra el centro judío. Finalmente también la academia de derechos humanos esta siendo establecida. Entonces, hay esperanza de que este lugar de horror se convierta gradualmente en un lugar para el pensamiento constructivo, y que el recuerdo pueda promover la resistencia al mal, y el triunfo del amor”.

Por lo tanto, la visita al lugar conmemorativo no es sólo un evento educativo, sino también uno para honrar a las víctimas, para examinar la conciencia, para confesar la fe, y para optar por una vida de reconciliación. Traemos todo en la oración ante nuestro Dios misericordioso, y pedimos ayuda, para que también seamos instrumentos de su paz.

Centrum Dialogu i Modlitwy w Oświęcimiu 2016
www.cdim.pl